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domingo, junio 15, 2003

 
09.junio.03.

Seminario Anál. y Prod. Texto.
Félix García. 1° A I.P.E.S.
Trabajo Práctico
Nota de Opinión: Fidel Castro a la Argentina.



"Sorpresas te da la vida".


Al decir de Eduardo Galeano, citando a un descendiente de los antiguos ocupantes de América, los hombres son como fuegos... los hay como fueguitos pequeños, que poco duran, los hay regulares -que duran bastante-, y los hay grandes, inmensos, que duran por años y años, contagiando sus llamas.

Uno de ellos pasó por Buenos Aires. Con motivo de la asunción de Néstor Kirchner como Presidente de la Nación, fueron invitados los representantes de toda América. Fidel Castro, Jefe de Estado de Cuba, asistió. Como lo había hecho décadas atrás, a poco de iniciada la Revolución Cubana. Y de la manera en que no lo pudo hacer durante el mandato de Menem, cuando asistió a la cumbre iberoamericana en Bariloche. Entonces el riojano no pudo evitar su presencia (diplomática al fin), pero incómodo con uno de sus principales críticos -ya en esa época- limitó la estadía del mandatario a la ciudad turística.

A decir verdad, nadie esperaba una repercusión de tal magnitud para esta visita. Si bien es cierto que cada vez que contadamente Castro se moviliza fuera de la isla, produce una especie de revuelo allí donde va, en esta ocasión por poco se ve opacada la verdadera estrella del momento, el Presidente electo.

Ya en el acto dentro del Congreso, el 25 de mayo, se avizoró lo que vendría. Luego de la presentación del locutor de cada mandatario, le seguían los aplausos de rigor, formales. Algunos se llevaron algo más de entusiasmo, como Lula de Brasil y Chávez de Venezuela. Al turno de Castro, la sala estalla en aplausos, ovaciones y vivas.
Ya estamos en el lunes 26. Es de noche, y en la Facultad de Derecho de la UBA está concertada una charla para los estudiantes de esa casa, tradicionalmente esquivos a las ideas socialistas. El salón tiene capacidad para unas ochocientas personas, pero empieza a llegar gente. Y más gente. Y más gente. Pronto ese ámbito se abarrota, se convierte en absurdo no sólo para los asistentes que lo desbordan, más toda la prensa local y extranjera, si no también para las decenas de miles que, de boca en boca, se han enterado que "va a hablar Fidel en Derecho".

El cubano solicita permiso para no desairar a la multitud, pregunta si es posible dar la charla en las escalinatas. Y allí va, por más de dos horas, con la ayuda de una pantalla gigante. El "Caballo" del Caribe, sí, el compañero de ese médico argentino llamado Ernesto Guevara. A fin de cuentas -aunque ya su fuego parezca mito- un ser humano. Amado y odiado por igual.

Tiempos singulares en nuestra Argentina. No tanto por esta visita. Sí por los visitados. Más allá de quienes siempre acuden a convocatorias similares, ya sea partidos de izquierda, juventudes universitarias, agrupaciones piqueteras, etc., en esta ocasión se pudo observar gran heterogeneidad durante la fría noche de Palermo.
Estuvo la desvalorizada clase media, que supo manifestarse hasta no hace mucho, por motivos monetarios/corralísticos. Hubo adolescentes, muchísimos, que jamás habrán oído hablar de palabras como guerra fría o crisis de los misiles. Hubo jubilados, oficinistas, veteranos de los setenta, curiosos, escépticos, asombrados, nostálgicos. Seguramente muchos también de los "yo en política no me meto". Y también quienes lo aluden como "el tirano asesino", que fueron para verle la cara, escuchar las palabras de quien por décadas han aborrecido. Más incluso que a las dictaduras locales, mucho más.

Y por días (aún no se acallan estas voces) hemos escuchado a periodistas y demás "pensadores" y formadores de opinión, manifestando haber visto al mismo Satanás. Qué sorpresa que no hayan visto al Maligno en sus diversas versiones como Bush, Videla, Bussi, etc. El Dr. Grondona (por caso más leve) no vio al demonio cuando propuso en 1974 a López Rega como Hombre del Año.

En fin. Es sabido que los argentinos estamos habituados a las sorpresas. A lo increíble, a lo fantástico. Bien se ha dicho que si el genial escritor de "La Metamorfosis", Franz Kafka, hubiera nacido en esta porción de Sudamérica, sería un escritor de costumbres.
Hasta no hace mucho, el Estado Argentino condenaba enérgicamente a Cuba en las Naciones Unidas. Apoyaba las medidas de bloqueo, embargos comerciales y condenas propiciadas por el "Gran Hermano" de América. Casi misteriosamente, en los últimos días de Duhalde, esta política se revirtió, y el Gobierno no se sumó a quienes lo siguen haciendo. Un dato no menor, sobre todo para un país como el nuestro que condenaba los Derechos Humanos en Cuba en momentos de la mayor crisis alimentaria, sanitaria, y educativa de su historia. Con una mortandad infantil del 21 por mil, frente al 5 por mil de la isla. Con un Producto Bruto Interno per capita ocho veces mayor, y una capacidad generadora de alimentos para más de 200 millones de habitantes. La comparación es abrumadora. Y la brindan los datos oficiales de la ONU, ya que hablábamos de ella.

Tal vez mañana, cuando ya no importe tanto si se es de centro, de izquierda o de lo que fuere, y sí valga lo que bien se haga por este país, no tengamos tanta sorpresas. Y entonces sí, nos dediquemos más a lo que verdaderamente importa: la Vida.







Esta p�??????????�?????????�????????�???????�??????�?????�????�???�??�?�¡gina la bancan los de Blogger... bien, eh?